El tango resurge en las milongas pampeanas
Según los registros históricos, una milonga se define como un encuentro social. Dura varias horas y se divide por tandas. El musicalizador difunde cuatro canciones de una misma orquesta y corta con piezas que pueden ser totalmente distintas como un vals, un folclore o hasta una cumbia o un cuarteto.
Los tangueros definen que el corte les comunica a los bailarines que se preparen para la tanda siguiente que será también de una misma orquesta. Los bailarines van en ronda, en sentido contrario a las agujas del reloj, evitando chocarse con las demás parejas. Ellos toman a ellas y mantienen los ojos firmes mientras las mujeres apagan sus párpados dominadas por la melodía.
En la actualidad Santa Rosa cuenta con dos milongas: Campo Afuera y Magoya. Se llevan a cabo una vez por mes. General Pico, en cambio, tiene una denominada Molino Tango, todos los viernes, a la noche, en una casa ubicada en el barrio El Molino y cuyo fundador es Ricardo Rosales.
“Transformé mi casa en la casa del tango. Mi casa se llama El Molino Tango”, afirma Rosales, saco gris, pelo corto y postura segura. Su hogar, a decir de los piquenses, es el hogar del tango literalmente donde se dictan clases, seminarios y realizan las milongas semanales.
“Bailo tango hace 17 años, me picó el bicho y nunca más paré”, coincide.
Para el hombre, el tango, en esta provincia, nació en Pico. Afirma que, la segunda ciudad pampeana, es conocida como General Milonga; recuerda la visita de Carlos Gardel.
Los ojos de Ricardo esbozan lágrimas tímidas al asegurar que con el correr de los años el tango se perdió un poco en la ciudad norteña.
“Ahora estamos naciendo, de a poco, porque cuesta, pero tenemos esperanza”, sostiene.
Los bailarines que asisten a las milongas en General Pico tienen más de 30 años y, por lo general, son parejas empeñadas en no perder el recuerdo, la nostalgia y la pasión.
“Hace un año empezamos con Molino Tango, con el boca a boca, de a poco fue creciendo y ahora estamos viendo un poco más de gente joven”, completa el hombre para quien el tango es sobre todo aprender a relacionarse con el otro.
Miércoles a la noche. En el bar, llamado El social, sobre la calle Alvear, se lleva a cabo el tradicional Encuentro de tango. Llueve y el agua no opaca la intención de los bailarines que, de a poco, van llegando, sonrisa en su rostro, y ojos firmes en la pista aún vacía.
Los tangueros definen que un encuentro de tango es un momento donde únicamente se baila tango sin cortes como en la milonga.
A Liliana Martínez le dicen la gallega. Cuenta que hace 10 años se fue a vivir a España donde concurría a distintos eventos. “Los españoles me preguntaban de dónde era, les decía de Argentina, y enseguida me volvían a preguntar si sabía bailar tango, yo les respondía que no sabía, y fue como un presagio que algo me estaba perdiendo”, dice la mujer.
Recuerda que empezó por nostalgia. En Europa, lejos de los suyos, prefirió estar cerca. La manera más real era aprender el tango. Y, a fuerza de perseverancia, de concurrir durante años a varias academias, aprendió lo básico.
Pero el país tiró. Regresó a su terruño natal con la deuda pendiente.
“Volví a tomar clases, hice el profesorado, me recibí, hoy doy clases, voy a todas las milongas, estoy feliz”, resalta la docente.
El cielo permanece templado. El frío recrudece un poco menos que los días anteriores. La medianoche del sábado cae despacio como el escenario vivo. El salón se apresta para la milonga. Comienza Campo Afuera.
Los hombres van entrando seguros al salón. La mayoría de saco, camisa y pantalón largo negro haciendo juego con la oscuridad de la noche. Las mujeres entran minutos después.
Todos se conocen. Se saludan, recuerdan entre risas anécdotas y caminan por los rincones a la espera de la música que los transporte. La particularidad radica en que, en esta milonga, denominada De Ida y Vuelta, no hay solo santarroseños.
Los organizadores coinciden que debido a la reciente visita de tangueros santarroseños a General Pico ahora toca la devolución. El reducto se llenó de santarroseños y de piquenses unificados con la misma intención… bailar hasta el amanecer.
De repente, como rompiendo el silencio, nace Darienzo en Campo Afuera. La música suena y retumba como el motor motivador. El salón se despeja. Las mesas se corren. El mismo bar es el espacio elegido por los organizadores.
Segundos después, los matrimonios, hombres y mujeres mayores, adultos, y jóvenes, se adueñan de la pista. Cada uno en su mundo. Cada uno con su pareja elongando su cuerpo en pasos complejos y estéticamente únicos.
La luz baja. La barra se llena. Las mesas también. Hay bailarines, cantores, artistas, y público que, por primera vez, acude a un lugar para ellos inimaginado.
Ana Dubié es estudiante de Historia y una de las principales gestoras de la milonga en la Universidad Nacional de La Pampa. Organizó el Primer Festival Nacional de Tango “Nido Gaucho”, desarrollado el año pasado en Santa Rosa como así también del llamado “Chocolate Milonguero” y de “La milonguita”, iniciativas destinadas sobre todo al público más joven.
“Muchas personas van a la milonga a ver y después terminan bailando como los mejores”, indica la mujer al añadir que bailar tango es conectarse con uno mismo dejando de pensar en lo que pasa en el resto del mundo. “Solo esa abstracción la consigue el tango”, pondera.
La milonga continúa y parece no detenerse. Aparecen los cortes. Suenan las canciones de Gilda, Ricky Martín y hasta un folclore que algunos tangueros se animan a bailar pañuelos blancos en alto para dividir las tandas.
Los mayores, en cambio, se sientan. Aparecen en sus rostros los recuerdos de tiempos añorados. Reflotan los ojos melancólicos. Alguna que otra mirada perdida.
Pero, enseguida, todos se levantan de nuevo al epicentro de la velada. La pista está repleta otra vez. Suena Troilo.
Pasan las horas. Y la noche cae paulatina mientras los bailarines dibujan el paisaje de un mundo apartado del mundo. Un universo que resiste la muerte pese a los tiempos que corren.
La milonga termina. Todos se saludan. Al mediodía siguiente los volverá a congregar el asado campero tradicional para no parar ni un minuto de soñar.
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ORÍGENES DEL TANGO ARGENTINO
24 de junio de 1935
06/07/2016 3:45 pm
Fuente-Diario L Arena Caldenia-Santa Rosa La
Pampa Argentina
Tres minutos de amor.
Aislarse por completo del mundo. De esta manera, los tangueros definen el
momento en que se abrazan para bailar bajo las luces tenues y la bruma
reflejada en las paredes de los salones urbanos.
Las milongas florecieron en Santa Rosa y el resto de la provincia. Y no es fortuito. Sino que refleja el esfuerzo mancomunado de músicos, bailarines y gestores que reman a contracorriente cada año para motivar el arte de no morir.
“El movimiento tanguero en Santa Rosa está lindo, de a poco toma color y se está convirtiendo en un hábito salir a bailar tango”, dice Daniel Ubaldegaray, pionero, junto a Oscar Schneider, en la organización de milongas en la capital pampeana.
Daniel nació en Capital Federal, es peluquero, en la década del 70 se mudó a Santa Rosa.
“Cuando llegué me daba cuenta que mucha gente necesitaba un lugar para bailar tango”, sostiene al comparar que “cuando el bichito te pica no se te va más”.
Las milongas florecieron en Santa Rosa y el resto de la provincia. Y no es fortuito. Sino que refleja el esfuerzo mancomunado de músicos, bailarines y gestores que reman a contracorriente cada año para motivar el arte de no morir.
“El movimiento tanguero en Santa Rosa está lindo, de a poco toma color y se está convirtiendo en un hábito salir a bailar tango”, dice Daniel Ubaldegaray, pionero, junto a Oscar Schneider, en la organización de milongas en la capital pampeana.
Daniel nació en Capital Federal, es peluquero, en la década del 70 se mudó a Santa Rosa.
“Cuando llegué me daba cuenta que mucha gente necesitaba un lugar para bailar tango”, sostiene al comparar que “cuando el bichito te pica no se te va más”.
Recuerda que por aquellos
años eran dos o tres locos amantes del tango en la permanente búsqueda de un
espacio para esta ciudad. Y fue así como indagó, viajó a su terruño natal y
soñó con transformar la capital pampeana en un espacio del dos por cuatro.
Pasaron varios años y no había milongas continuas sino talleres o lugares donde, de vez en cuando, algunos soñadores se juntaban a bailar.
La idea de Daniel prosperó en su ilusión. Y así fue que, junto a Schneider, decidió crear en junio del 2009 la primera milonga de Santa Rosa denominada Berretín La Milonga. Ocurrió en un salón de fiestas de la calle Raúl B. Díaz, donde los organizadores tenían que pedirle las sillas prestadas a los vecinos.
Fue en ese salón donde se propagó la magia. Las primeras grabaciones comenzaron a sonar y las parejas de a poco se unieron en sus abrazos primerizos. A partir de ese momento, el movimiento no paró más. Los milongueros comenzaron a viajar por todo el interior provincial para dar a conocer su iniciativa. Los bailes tomaron forma y, de a poco, intercambiaron sus pasos en pistas tan disímiles como maravillosas.
Pasaron varios años y no había milongas continuas sino talleres o lugares donde, de vez en cuando, algunos soñadores se juntaban a bailar.
La idea de Daniel prosperó en su ilusión. Y así fue que, junto a Schneider, decidió crear en junio del 2009 la primera milonga de Santa Rosa denominada Berretín La Milonga. Ocurrió en un salón de fiestas de la calle Raúl B. Díaz, donde los organizadores tenían que pedirle las sillas prestadas a los vecinos.
Fue en ese salón donde se propagó la magia. Las primeras grabaciones comenzaron a sonar y las parejas de a poco se unieron en sus abrazos primerizos. A partir de ese momento, el movimiento no paró más. Los milongueros comenzaron a viajar por todo el interior provincial para dar a conocer su iniciativa. Los bailes tomaron forma y, de a poco, intercambiaron sus pasos en pistas tan disímiles como maravillosas.
Casa de tango.
Según los registros históricos, una milonga se define como un encuentro social. Dura varias horas y se divide por tandas. El musicalizador difunde cuatro canciones de una misma orquesta y corta con piezas que pueden ser totalmente distintas como un vals, un folclore o hasta una cumbia o un cuarteto.
Los tangueros definen que el corte les comunica a los bailarines que se preparen para la tanda siguiente que será también de una misma orquesta. Los bailarines van en ronda, en sentido contrario a las agujas del reloj, evitando chocarse con las demás parejas. Ellos toman a ellas y mantienen los ojos firmes mientras las mujeres apagan sus párpados dominadas por la melodía.
En la actualidad Santa Rosa cuenta con dos milongas: Campo Afuera y Magoya. Se llevan a cabo una vez por mes. General Pico, en cambio, tiene una denominada Molino Tango, todos los viernes, a la noche, en una casa ubicada en el barrio El Molino y cuyo fundador es Ricardo Rosales.
“Transformé mi casa en la casa del tango. Mi casa se llama El Molino Tango”, afirma Rosales, saco gris, pelo corto y postura segura. Su hogar, a decir de los piquenses, es el hogar del tango literalmente donde se dictan clases, seminarios y realizan las milongas semanales.
“Bailo tango hace 17 años, me picó el bicho y nunca más paré”, coincide.
Para el hombre, el tango, en esta provincia, nació en Pico. Afirma que, la segunda ciudad pampeana, es conocida como General Milonga; recuerda la visita de Carlos Gardel.
Los ojos de Ricardo esbozan lágrimas tímidas al asegurar que con el correr de los años el tango se perdió un poco en la ciudad norteña.
“Ahora estamos naciendo, de a poco, porque cuesta, pero tenemos esperanza”, sostiene.
Los bailarines que asisten a las milongas en General Pico tienen más de 30 años y, por lo general, son parejas empeñadas en no perder el recuerdo, la nostalgia y la pasión.
“Hace un año empezamos con Molino Tango, con el boca a boca, de a poco fue creciendo y ahora estamos viendo un poco más de gente joven”, completa el hombre para quien el tango es sobre todo aprender a relacionarse con el otro.
Raíces que tiran.
Miércoles a la noche. En el bar, llamado El social, sobre la calle Alvear, se lleva a cabo el tradicional Encuentro de tango. Llueve y el agua no opaca la intención de los bailarines que, de a poco, van llegando, sonrisa en su rostro, y ojos firmes en la pista aún vacía.
Los tangueros definen que un encuentro de tango es un momento donde únicamente se baila tango sin cortes como en la milonga.
A Liliana Martínez le dicen la gallega. Cuenta que hace 10 años se fue a vivir a España donde concurría a distintos eventos. “Los españoles me preguntaban de dónde era, les decía de Argentina, y enseguida me volvían a preguntar si sabía bailar tango, yo les respondía que no sabía, y fue como un presagio que algo me estaba perdiendo”, dice la mujer.
Recuerda que empezó por nostalgia. En Europa, lejos de los suyos, prefirió estar cerca. La manera más real era aprender el tango. Y, a fuerza de perseverancia, de concurrir durante años a varias academias, aprendió lo básico.
Pero el país tiró. Regresó a su terruño natal con la deuda pendiente.
“Volví a tomar clases, hice el profesorado, me recibí, hoy doy clases, voy a todas las milongas, estoy feliz”, resalta la docente.
Abandonarlo todo.
Cristian Mendoza tiene poco
más de cuarenta años y es oriundo de Puerto Madryn. Todos sus años en el sur
realizó los trabajos más diversos. Como una forma de despejarse, aprendió a
bailar el tango. Pero no se dio cuenta que una pasión florecía en sus entrañas.
“ME
ENAMORÉ PERDIDAMENTE DEL TANGO, FUE ALGO MUY FUERTE LO QUE ME PASÓ, DECIDÍ
DEJARLO TODO PARA HACER LO QUE MÁS ME GUSTA”
Cristian
lo abandonó todo. Y determinó enseñar lo aprendido dictando seminarios por el
país. Comenzó a viajar, a dar talleres y cursos.
Contactó referentes santarroseños para dar clases en esta ciudad. Y llegó a Santa Rosa. Pero no como una de las tantas ciudades visitadas.
“El año pasado vine, de casualidad, a Santa Rosa, di clases y no me fui nunca más”, afirma.
Cristian dicta clases a novatos y expertos. Conoció a Lorena, su actual pareja, otra tanguera, y hoy atraviesa sus días comunicando lo que ama con locura.
“Mi ideal es que todos los argentinos aprendamos a bailar el tango”, dice apoyando sus brazos en las piernas cruzadas.
Lorena agrega que arrancó hace varios años a tomar clases y hoy es ella quien las dicta junto a Cristian. “Siempre quiero bailar, llueva o truene”, acota.
Contactó referentes santarroseños para dar clases en esta ciudad. Y llegó a Santa Rosa. Pero no como una de las tantas ciudades visitadas.
“El año pasado vine, de casualidad, a Santa Rosa, di clases y no me fui nunca más”, afirma.
Cristian dicta clases a novatos y expertos. Conoció a Lorena, su actual pareja, otra tanguera, y hoy atraviesa sus días comunicando lo que ama con locura.
“Mi ideal es que todos los argentinos aprendamos a bailar el tango”, dice apoyando sus brazos en las piernas cruzadas.
Lorena agrega que arrancó hace varios años a tomar clases y hoy es ella quien las dicta junto a Cristian. “Siempre quiero bailar, llueva o truene”, acota.
Cualquiera puede bailar.
El cielo permanece templado. El frío recrudece un poco menos que los días anteriores. La medianoche del sábado cae despacio como el escenario vivo. El salón se apresta para la milonga. Comienza Campo Afuera.
Los hombres van entrando seguros al salón. La mayoría de saco, camisa y pantalón largo negro haciendo juego con la oscuridad de la noche. Las mujeres entran minutos después.
Todos se conocen. Se saludan, recuerdan entre risas anécdotas y caminan por los rincones a la espera de la música que los transporte. La particularidad radica en que, en esta milonga, denominada De Ida y Vuelta, no hay solo santarroseños.
Los organizadores coinciden que debido a la reciente visita de tangueros santarroseños a General Pico ahora toca la devolución. El reducto se llenó de santarroseños y de piquenses unificados con la misma intención… bailar hasta el amanecer.
No dejar de soñar.
De repente, como rompiendo el silencio, nace Darienzo en Campo Afuera. La música suena y retumba como el motor motivador. El salón se despeja. Las mesas se corren. El mismo bar es el espacio elegido por los organizadores.
Segundos después, los matrimonios, hombres y mujeres mayores, adultos, y jóvenes, se adueñan de la pista. Cada uno en su mundo. Cada uno con su pareja elongando su cuerpo en pasos complejos y estéticamente únicos.
La luz baja. La barra se llena. Las mesas también. Hay bailarines, cantores, artistas, y público que, por primera vez, acude a un lugar para ellos inimaginado.
Ana Dubié es estudiante de Historia y una de las principales gestoras de la milonga en la Universidad Nacional de La Pampa. Organizó el Primer Festival Nacional de Tango “Nido Gaucho”, desarrollado el año pasado en Santa Rosa como así también del llamado “Chocolate Milonguero” y de “La milonguita”, iniciativas destinadas sobre todo al público más joven.
“Muchas personas van a la milonga a ver y después terminan bailando como los mejores”, indica la mujer al añadir que bailar tango es conectarse con uno mismo dejando de pensar en lo que pasa en el resto del mundo. “Solo esa abstracción la consigue el tango”, pondera.
La milonga continúa y parece no detenerse. Aparecen los cortes. Suenan las canciones de Gilda, Ricky Martín y hasta un folclore que algunos tangueros se animan a bailar pañuelos blancos en alto para dividir las tandas.
Los mayores, en cambio, se sientan. Aparecen en sus rostros los recuerdos de tiempos añorados. Reflotan los ojos melancólicos. Alguna que otra mirada perdida.
Pero, enseguida, todos se levantan de nuevo al epicentro de la velada. La pista está repleta otra vez. Suena Troilo.
Pasan las horas. Y la noche cae paulatina mientras los bailarines dibujan el paisaje de un mundo apartado del mundo. Un universo que resiste la muerte pese a los tiempos que corren.
La milonga termina. Todos se saludan. Al mediodía siguiente los volverá a congregar el asado campero tradicional para no parar ni un minuto de soñar.
Alexis
Daurelio
Periodista
Periodista
Portada: Daniel Alvarez
fotografió a Yanina Rolero Estigarria y Juan Andrés Martín
ORÍGENES DEL TANGO ARGENTINO
Dicen que la palabra
tango, es anterior al baile y que en el año 1803 figuraba en el diccionario de
la Real Academia Española como una
variante del Tángano, un hueso o piedra que se utilizaba para el juego de ese
nombre.
Pero ya en 1889 la
institución normativa de la lengua incluía una segunda acepción del tango
como “fiesta y baile de negros y de
gente de pueblos de América”
Sin embargo, debieron
pasar casi 100 años para que el diccionario definiera al Tango como “baile
Argentino de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por
cuatro-2x4, difundido internacionalmente”.
Otros estudiosos de
la música ciudadana argumentan que el vocablo es propio de las lenguas
africanas que llegaron con los esclavos al Rio de la Plata y cuyo significado
seria “lugar cerrado”.
También es probable
que tango sea una voz de origen portugués introducida en el nuevo continente a
través del dialecto criollo afro-portugués
Al comparar Tango y Tambo
ambas palabras onomatopeyas del Tam-Tam o candombe utilizado en los bailes
negros.
Expresión era “Toca
Tango” o Toca Tambo” para iniciar el baile de negros.
El lugar de reunión
de los esclavos, tanto en África como en América, era llamado Tango.
Y así nombro Buenos
Aires a las casas de los suburbios donde, a comienzos del siglo XIX , loas
negros se encontraban para bailar y olvidar temporalmente su condición de esclavos.
COMIENZO DEL TANGO
Su fecha es imprecisa
y su origen aun más incierto, hay teorías que remite a sus raíces negras y otras qué aseguran su origen inmigratorio. Lo
cierto es que a mediados del año 1800, los conocidos conventillos de la pujante
ciudad de Buenos Aires se llenaban de
paisanos del interior, “Gringos” recién bajados del barco y varios porteños de
pocos recursos que quizás para diferenciarse o para generar arraigo, marcaron
con impulso propio las nuevas expresiones populares.
Mezcla de códigos
cerrados y con lenguaje particular, el tango germinaba en las casas de baile, orillaba
el Riachuelo, los boliches de carreros y cuarteadores, los conventillos del
barrio sur. Por esos años muchos de los inmigrantes venían solos y las pocas
mujeres que venían se encontraban en las
academias o en las casas de citas.
Las academias también
llamadas piringundines, funcionaban solo bajo autorización de los suburbios o
barrios alejados del centro, y si bien en principio eran solo para hombres,
después incorporaron mujeres contratadas para bailar.
El Tango dejaba de
ser exclusivo del arrabal para internarse poco a poco en el centro de la
ciudad. Los organitos callejeros lo difundían por los barrios donde era común
ver las parejas de hombres bailando en las calles.
Esencialmente
porteño, en los finales de los 80 combinaba varios estilos de música. La
milonga , ritmo del candombe, líneas melódica, la habanera, tango andaluz, el
chotis, , a los que se agregan las payadas puebleras y las milongas criollas.
Si bien los orígenes
todavía polemizan las mesas de café de los tangueros, no se discute el
prestigio y reconocimiento que adquirió internacionalmente.
Como toda autentica
expresión artística, el tango desentraña nuestra inextricable condición humana,
revelando el espíritu porteño. Quizás debido a esta verdad, vive en los barrios
de Buenos Aires y en las academias de Japón,
en las calles de París y en los centros culturales Neoyorquinos.
24 de junio de 1935
Recopilación: Profesor Dante Panciroli
Carlos Gardel, Fecha de la muerte
Trágico accidente del 24 de junio de 1935 en el aeropuerto de Medellín.
La Muerte de Carlos Gardel
El diario El Mundo de Medellín publicó en junio de
1979 una serie de notas basadas en documentos oficiales a propósito del trágico
accidente del 24 de junio de 1935 en el aeropuerto de Medellín. Se reproducen
aquí los puntos fundamentales de ese informe.
A las dos y
cincuenta y siete minutos de la tarde del 24 de junio de 1935, los habitantes
de los alrededores del Aeropuerto Las Playas de Medellín oyeron un estruendo
prolongado que los hizo pensar en el choque de dos aviones.
En cambio,
los tres mil espectadores que habían ido al campo de aviación a despedir a Carlos
Gardel y a sus acompañantes no tuvieron tiempo de pensar en nada. Apenas se
quedaron paralizados y abrieron grandes los ojos para contemplar la tragedia
que se estaba desarrollando: dos moles de metal en movimiento, un choque seco,
la explosión de los tanques del combustible y el incendio que se extendió en un
área de cuarenta metros a la redonda.
"En el
momento en que se produjo el choque hubo un gran desplazamiento de los dos
aviones que quedaron casi juntos y envueltos en una bola de fuego", relató
días después Juan Bautista Isaza Misas, uno de los testigos, quien fue al
aeropuerto para despedir a un amigo que viajaba a Bogotá en el avión Manizales
de la SCADTA, el otro trimotor que chocó con el F-31 de la SACO.
Acta del
levantamiento
La comisión
de cuatro médicos nombrada por las autoridades municipales en calidad de
peritos para que hicieran el levantamiento de los cadáveres llegó al sitio de
la tragedia a las cinco y treinta de la tarde para cumplir con sus funciones.
.Hecha la diligencia, los médicos Antonio José Ospina, Luciano Restrepo Isaza,
Julio Ortiz Velásquez y Luis Carlos Velázquez enviaron al prefecto encargado
del caso el Acta de Levantamiento de los Cadáveres del Siniestro de Aviación
del 24 de junio de 1935. En el Acta se hace una enumeración de cada uno de los
despojos que fueron levantados.
En el
numeral del 11 del Acta se dice:
"Seguidamente fue levantado el cadáver de Carlos Gardel hallado boca abajo y pisado por las válvulas de uno de los motores. Tiene una cadena de oro sin reloj, como especie de pulsera, en una muñeca. Colgada de la ropa, una cadena con unas llaves y una chapetica que tiene una leyenda, así: Carlos Gardel -Juan Juárez 735- Buenos Aires. A un lado del cadáver, papeles quemados y uno de ellos con anotaciones de la música que debían tocar sus gui-tarristas en Cali."
"Seguidamente fue levantado el cadáver de Carlos Gardel hallado boca abajo y pisado por las válvulas de uno de los motores. Tiene una cadena de oro sin reloj, como especie de pulsera, en una muñeca. Colgada de la ropa, una cadena con unas llaves y una chapetica que tiene una leyenda, así: Carlos Gardel -Juan Juárez 735- Buenos Aires. A un lado del cadáver, papeles quemados y uno de ellos con anotaciones de la música que debían tocar sus gui-tarristas en Cali."
Junto al
cantante, y quemadas en los bordes, se encontraron las partituras originales de
la música de Cuesta abajo.
En el título
del inventario correspondiente a Gardel
En el
Inventario General de los objetos hallados bajo las ruinas de los trimotores
Manizales y F-31, aparecen las pertenencias identificadas de cada uno de los
pasajeros.
"Propiedades
de Carlos Gardel:
"-Ocho
espuelas de gaucho para teatro que usaba Carlos Gardel, que contienen doce
monedas de oro de distintos países.
"-Una
chapeta perteneciente a la faja que usaba Gardel en la cintura y que contiene
una moneda de oro de veinte dollars en el centro y a sus alrededores seis monedas
de oro de distintos valores; y once más de la República Argentina, de valor de
cinco pesos oro cada una. Tiene también, once estrellas y doce argollas de oro.
"-Cuatro
chapetas de metal blanco, para cinturones de lujo.
"-Setenta
y tres chapetas de plata con incrustaciones de oro en el centro, con las cuales
estaba adornada la faja de Gardel.
"-Cuarenta
y seis bolivianas, de veinte centavos cada una, que servían para adorno de los
vestidos de teatro.
"-Un
saldo de polvos, pomadas y otros ingredientes que servían para el maquillaje.
"-Un
lote de papeles de música.
"-Dos
cortaúñas.
"-Una
pulsera de oro.
"-Una
cadena fina con tres llaves.
"-Dos
chapetas de oro con las iniciales C. G..
"-Un
puñal con estuche o cu-bierta de plata, con chapetas e incrustaciones de oro.
"-Cuatro
tijeras pequeñas. "
“-Un par de
guantes de cuero”.
"-Cuatro
calzadores de metal".
“- Una
chequera en blanco”.
"-Un
pasaporte expedido en Francia y varias cartas de sus amigos.
El parte
médico expedido por los galenos del anfiteatro municipal a los 15 días de
ocurrido el accidente del Aeropuerto Las Playas hace una minuciosa descripción
del estado de los cuerpos y de las causas que determinaron los decesos.
En el
cuaderno Tres del sumario que reposa en el Juzgado Segundo Superior de
Medellín, se describe así la autopsia practicada a Gardel:
"11:
Carlos Gardel, hallado de cúbito ventral bajo las válvulas de un motor; de
cuarenta y ocho años de edad; uruguayo, de la ciudad de Tacuarelo, provincia de
Montevideo (nacionalizado en la Argentina). Identificado por el buen estado de
la dentadura, una cadena al parecer de oro, sin reloj, en la muñeca izquierda:
un chaleco abullonado con plumas, y por una cadena fina pendiente de la ropa
con unas llaves y una chapetica con esta leyenda: Carlos Gardel - Juan Juárez
735 - Buenos Aires. Presenta quemaduras de cuarto, quinto y sexto grado
generalizadas, y sangre en la región temporal, el pómulo y el ojo derechos. Por
causa de la quemadura están descubiertas las costillas en la cara externa del
hemitórax derecho, el tercio inferior del fémur de este lado, el tercio
inferior del fémur izquierdo y la tibia del mismo lado, debido a carbonización
de los tejidos blandos que lo cubrían -, igualmente, por causa de la incineración
faltan ambos pies".
Las causas
del accidente
En cuanto a
lo que hace relación a las causas del accidente, los gardelianos que teorizan
desde todos los puntos del mundo barajan varias causas distintas.
La
explicación que cuenta con más seguidores, y que ha sido la más difundida de
todas, tuvo su origen en la comisión técnica que realizó la investigación a
pedido expreso del presidente de la República de ese entonces, Alfonso López
Pumarejo.
Esta
Comisión, de la cual formaban parte Germán Olano (director general de
Aviación), Luis Gómez Grajales (jefe del Departamento de Aviación Civil), Jorge
Méndez Calvo (jefe de Control de Aviación Civil) y Leopoldo Monroy (ingeniero
de Control de Aviación Civil), concluyó que el accidente se debió a una
inesperada corriente de aire y a deficiencias de las pistas del Aero-puerto Las
Playas.
En oficio
enviado a la Fiscalía Segunda Superior en la fecha del 14 de octubre de 1936,
decían: "...el accidente se debió únicamente a dos causas ajenas al
control de las personas que llevaban el comando de los trimotores F-31 y
Manizales: Deficiencias topográficas y aerológicas del aeródromo y a la
aparición súbita de una corriente de aire que se presentó unos diez segundos
antes de ocurrir el accidente, con una intensidad de 6-7 Beaufort y en
dirección suroeste".
Nota:
El
diario, en el informe, menciona, otras causas probables de accidente. A saber:
1) Que el
piloto Samper Mendoza perdió el control de la máquina al recibir un balazo
disparado por Gardel tras una discusión por una hermosa y misteriosa mujer que
ambos se disputaban.
2) Que el
avión llevaba más peso del permitido.
3) Que el
piloto Samper Mendoza estaba completamente borracho.
4) Que el
piloto recibió un balazo disparado por Le Pera destinado a Gardel (tras una
discusión por razones económicas) y que el cantor logró esquivar.
5) Que un ex
empleado de la compañía colombo-alemana SCADTA cometió un acto de sabotaje
contra el avión de la compañía colombiana SACO.
La comisión
investigadora descartó cada una de estas posibilidades.
La Última
carta
Del libro
"Carlos Gardel, la verdad de su vida", de Armando Defino. Recibió
esta carta al día siguiente de la muerte de El Zorzal.
"Bogotá,
20 de junio de 1935. Querido Armando: Tuve el gusto de encontrar en el
Consulado cuatro cartas tuyas y te imaginarás con qué ansiedad me mandé tus
relatos. Desde luego, me afectó extraordinariamente la noticia de la muerte del
pobre Alfredo Deferrari, a quien yo le hubiera dado cien años de vida por
excelente condición. Ya mandé el pésame a la familia y te ruego que vos también
expreses a esa pobre gente, todo mi pesar. Cuando el pobre había encontrado la
felicidad en su hogar recién construido ocurre esta injusta desgracia... Que
Dios le ampare... Las noticias que enviaste sobre el El día que me quieras me
produjeron mucho placer. Yo vi la película aqué en Bogotá, en privado y
Paramount de ésta está loca con el film. ¡Con decirte que van a lanzarlo en
cinco teatros al mismo tiempo en una ciudad donde hay apenas quince cines!... A
mí la película me volvió a causar una impresión inmejorable y sigo creyendo que
es mi mejor trabajo cinematográfico y que hemos matado el punto con las
canciones. Me alegra la noticia de que se estrena en julio y espero que llegaré
con los laureles fresquitos a Buenos Aires. Acerca de Tango Bar a pesar de la
carnicería, resultó un formidable éxito en una privada dada en New York.
"Como
se acerca el momento en que se estrenará El día que me quieras estate atento
sobre la música. Yo creo que esas canciones pegarán el gran golpe y que Cuesta
abajo pasará al olvido. Lo mismo te digo acerca de los discos. Teneme al tanto
de esas cosas... Ahora la vamos viajando en avión y ya te imaginarás el
fierrito de los guitarristas... elogian la comodidad y la rapidez del avión
pero no ven la hora de largar. Hay que ver las risas de conejo de todo el
personal cuando se meten en los trimotores... Saludame a todos los tuyos, a los
buenos amigos. Antes de salir del Panamá te escribiré otra vez. Espero noticias
tuyas en Cuba. Un gran abrazo querido viejo... CARLOS."
ooooooooooooooooooooooooo
El largo viaje del cuerpo de Gardel
entre Medellín y Buenos Aires
Recopilacion: Profesor Dante Panciroli
Fue el último viaje
de Gardel. Y fue largo, muy largo.
Demasiado incluso
para alguien ya sin vida, cuyo cuerpo iba en busca del descanso final.
Empezó
con la interrupción de ese reposo en el cementerio
de San Pedro, en Medellín, donde había sido enterrado el cuerpo carbonizado de Carlos
Gardel tras el accidente aéreo en el que murió el 24 de junio de 1935,
Los diarios de la
época ayudan a reconstruir la jornada en que el cuerpo fue removido del
cementerio de San Pedro y las que le siguieron.
"A las seis de
la tarde (del 18 de diciembre) fue exhumado el cadáver de Carlos Gardel",
se lee en la edición del 19 de diciembre de 1935 del diario colombiano El
Tiempo.
"El cadáver será embalado esta noche", continúa el
periódico, "para poderlo despachar a (el puerto de) Buenaventura, en el
primer tren del ferrocarril del Cauca".
La exhumación
El
Colombiano, diario de Medellín, da cuenta del complejo
trámite burocráticopara sacar el cadáver de Gardel del cementerio local.
"Al acto
precede una certificación del empleado que efectuó la inhumación; de varios
médicos en que conste que el hecho no ofrece peligro; el pase de la junta de
higiene; permiso especial del director departamental de higiene" (y
sigue).
"A las cinco y
veinte minutos los obreros comenzaron a abrir la fosa. Una profunda emoción
dominaba a los espectadores, quienes en silencio siguieron las diversas labores
de apertura", dice el diario.
"El
cadáver del infortunado artista se
hallaba colocado en una artística caja metálica, que costeó el
gobierno departamental", agrega El Heraldo de Antioquia del jueves 19 de
diciembre.
"Fue
descubierta apenas la tapa exterior, por lo cual no pudieron verse los restos,
que se hallaban protegidos por una segunda envoltura metálica".
Antes de llevarlos,
"se les colocó en una nueva caja de zinc, y ésta, a su vez, fue colocada
en una de madera, para llenar los mayores requisitos higiénicos", explica
el periódico.
La exhumación concluyó, cuentan las crónicas de la época, a las
23:30; el cuerpo fue trasladado a la estación de ferrocarril,
esperando la partida del primer tren de la mañana.
Casi dos meses
"Hacia Buenos
Aires. La travesía durará un mes", vaticinaba El Heraldo de Antioquia.
Fueron casi dos, y no todo el viaje sería en tren.
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