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domingo, 31 de julio de 2016
sábado, 30 de julio de 2016
miércoles, 20 de julio de 2016
DÍA DEL AMIGO
¿Por qué se celebra el Día del Amigo el 20 de julio?
Recopilación Profe. Dante Panciroli
Es que, justamente, fue un argentino, Enrique Ernesto
Febbraro , odontólogo, profesor de filosofía e historia, músico, y miembro del Rotary Club, quien propuso festejar
por primera vez el Día del Amigo en
el país el 20 de julio de
1969, en homenaje al aterrizaje de la nave Apolo XI en la Luna .
¿Por
qué se celebra hoy?
Es que, justamente, fue
un argentino, Enrique Ernesto Febbraro , odontólogo, profesor
de filosofía e historia, músico, y miembro del Rotary Club, quien propuso
festejar por primera vez el Día del Amigo en el país el 20 de
julio de 1969, en homenaje al aterrizaje de la nave Apolo
XI en la Luna .
Ese día, mientras el astronauta norteamericano Neil
Armstrong g ponía su pie izquierdo
en la Luna , Febbraro se sentó a escribir
desde Lomas de Zamora, donde residía, mil cartas a 100 países.
"Viví el alunizaje del módulo como un gesto de amistad de la humanidad
hacia el universo y al mismo tiempo me dije que un pueblo de amigos sería una
nación imbatible. ¡Ya está, el 20 de julio es el día elegido!", les
explicó a sus destinatarios. Aquello que Amstrong definió como "un
pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad",
significaba para Febbraro la posibilidad de
entablar relaciones cordiales con otros seres, pero también la de celebrar la
amistad en casa.
Las 700 contestaciones afirmativas que recibió le dieron un carácter mundial a
esta celebración que, por encima de las diferencias culturales, pretende unir a
las personas a través de un concepto común: la amistad.
Más tarde esta celebración fue oficializada, primero en Buenos Aires, después
en toda la Argentina y más tarde en muchos países del continente.
Hoy, entre los más de cien países que celebran el Día
del Amigo el 20 de julio , sólo unos pocos lo
hacen en otra fecha: en Paraguay es el 30 de julio; en Chile, el primer viernes
de octubre; en Perú, el primer sábado de julio; y en los Estados Unidos, el
primer domingo de agosto.
miércoles, 13 de julio de 2016
FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN
Fiesta de la Virgen del
Carmen
16 de julio
16 de julio
Recopilacion:Profesor Dante Panciroli
Historia
de la Devoción a
Nuestra Señora
del Monte Carmelo
Nuestra Señora
del Monte Carmelo
Según
tradición carmelita, el día de Pentecostés, ciertos piadosos
varones, que habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo,
abrazaron la fe cristiana; siendo ellos los primeros que levantaron un templo a
la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde
Elías viera la nube, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos
religiosos se llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a
Europa en el siglo XIII , con los Cruzados, aprobando su regla Inocencio IV en
1245, bajo el generalato de San Simón Stock.
El 16 de
julio de 1251, la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le
entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese
hábito y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden,
sino también para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Llevando éstos el escapulario,
que es la reducción del que llevan los Carmelitas, participan de todos los
méritos y oraciones de la Orden y pueden esperar de la Sma. Virgen verse pronto
libres del Purgatorio, si hubieran sido fieles en observar las condiciones
impuestas para su uso.
En este
día pidamos acrecentamiento de devoción a María Santísima que tan espléndida es
con sus devotos; pues promete a los que llevaren puesto su santo escapulario la
eterna salvación y el alivio y abreviación de las penas del Purgatorio.
Vallamos
a María, quien nos llama con su voz dulcísima de Madre.
viernes, 8 de julio de 2016
9 DE JULIO 1816
El 9 de Julio evoca la jornada en que un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó en una declaración su intención de poner fin a siglos de dominio colonial español. La declaración de la independencia fue un acto soberano y colectivo. El histórico Congreso de Tucumán reunió a 28 diputados, que sesionaron y debatieron día a día durante muchos meses para proyectar una nueva nación. Allí se trazaron los primeros lineamientos de lo que luego sería la Argentina.
Cómo sucedió
El Congreso fue convocado cuando la Santa Alianza promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos. Comenzó en Tucumán, por el creciente disgusto de los pueblos del interior con Buenos Aires. Desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y hasta el Directorio de Alvear, la conducción porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo las tendencias confederales de la mayoría de esos pueblos. Las provincias fueron convocadas para reunirse en Tucumán y enviaron sus diputados. Estuvieron incluidas algunas del Alto Perú, por entonces en manos realistas, pero no participaron Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y la Banda Oriental, por diferencias políticas. Entre los congresistas predominaba el sentimiento antiporteño. Las sesiones comenzaron el 24 de marzo de 1816, con Álvarez Thomas como Director Supremo, en la casa de doña Francisca Bazán de Laguna, y fueron anunciadas por una salva de 21 cañonazos. Pero pronto Álvarez Thomas renunció, y el 16 de abril fue reemplazado por Antonio González Balcarce, que también renunció. El 3 de mayo, Juan Martín de Pueyrredón, del grupo porteño, fue elegido Director Supremo, con el objetivo de pacificar y unir a todo el territorio.
Los diputados Esteban Agustín Gazcón, Teodoro Sánchez de Bustamante y José Mariano Serrano presentaron un plan aceptado por todos y cuyos puntos fundamentales fueron:
- Comunicarse con todas las provincias para insistir en la necesidad de unión y así enfrentar al enemigo externo.
- Declarar la Independencia.
- Discutir la forma de gobierno más conveniente para las Provincias Unidas.
- Elaborar un proyecto de Constitución.
- Preparar un plan para apoyar y sostener la guerra en defensa propia, proveyendo de armamentos a los ejércitos patriotas.
Tras una serie de medidas y después de arduas discusiones acerca de la forma de gobierno, el 9 de julio de 1816, a pedido del diputado jujeño Teodoro Sánchez de Bustamante, se discutió el proyecto de Declaración de la Independencia. Después de tres meses y medio de sesiones, el Congreso proclamó este día la existencia de una nueva nación libre e independiente de España u otras naciones: las Provincias Unidas de Sud América. El diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida preguntó: "¿Queréis que las Provincias de la Unión sean una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?". Todos los diputados contestaron afirmativamente. De inmediato, se labró el Acta de la Emancipación.
Fuente:
DÍA INDEPENDENCIA ARGENTINA
Acta de la declaración de la independencia argentina - 9 de julio de 1816
Recopilación , Profesor Dante Panciroli
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Desde la conformación del primer
gobierno patrio sin injerencia de España, se había desatado una larga guerra
independentista, de la cual muy pocos se animaban a vaticinar de forma
explícita cómo terminaría; no sólo por las dificultades económicas a que
había que hacer frente y la tenaz resistencia por parte de los ejércitos
realistas; también porque no eran pocas las diferencias internas respecto a
cómo organizar el nuevo país, todavía inexistente. Las rivalidades se
dirimían en golpes de mando, encarcelamientos, campañas militares, etc.
Aun así, sin consensos definidos y con
grandes turbulencias, el proceso independentista avanzaba. En 1815, tras la
deposición de Alvear como Director Supremo ocurrida el 15 de abril, el
director interino Ignacio Álvarez Thomas, envió una circular a las provincias
invitándolas a realizar la elección de diputados para un congreso general que
se reuniría en Tucumán.
Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la
Banda Oriental decidieron no enviar representantes. Tampoco asistirían
diputados de Paraguay y del Alto Perú, con excepción de Chichas o Potosí,
Charcas (Chuquisaca o La Plata) y Mizque o
Cochabamba.
Pronto comenzaron a ser electos en las
provincias los diputados que se reunirían en Tucumán para inaugurar un nuevo
congreso constituyente. Entre las instrucciones que las provincias -no todas-
daban a sus diputados, se encontraba la de “declarar la absoluta
independencia de España y de sus reyes”.
El 24 de marzo de 1816 fue finalmente
inaugurado el Congreso en Tucumán. El porteño Pedro Medrano fue su presidente
provisional y los diputados presentes juraron defender la religión católica y
la integridad territorial de las Provincias Unidas. Entretanto, el gobierno
no podía resolver los problemas planteados: la propuesta alternativa de
Artigas, los planes de San Martín para reconquistar Chile, los conflictos con
Güemes y la invasión portuguesa a la Banda Oriental, entre otros.
Finalmente, cuando San Martín llamaba
a terminar definitivamente con el vínculo colonial, una comisión de
diputados, integrada por Gascón, Sánchez de Bustamante y Serrano, propuso un
temario de las tareas que debía acometer el Congreso, conocido como “Plan
de materias de primera y preferente atención para las discusiones y
deliberaciones del Soberano Congreso”, que a continuación reproducimos.
El 9 de julio de 1816, el mismo día en
que se aprobó el temario, se resolvió considerar como primer punto el tema de
la libertad e independencia de las Provincias Unidas. Los diputados no
tardaron en ponerse de pie y aclamar la Independencia de las Provincias
Unidas de la América del Sud de la dominación de los reyes de España y su
metrópoli.
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Fuente: El
Redactor del Congreso Nacional, Nº 6, pág. 4, 23 de septiembre de 1816,
en Ravignani Emilio, Asambleas Constituyentes Argentinas, Tomo I,
Buenos Aires, 1937, págs. 216-217.
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domingo, 3 de julio de 2016
PIRATAS, CORSARIOS, BUCANEROS Y FILIBUSTEROS
PIRATAS,
CORSARIOS,
BUCANEROS
FILIBUSTEROS
Un error común que se acostumbra a cometer al hablar de la piratería de los siglos XVI, XVII y XVIII, es poner en el mismo saco a, por ejemplo, Sir Francis Drake, Henry Morgan y Edward TeachBarbanegra. ¿Qué hubiera pensado el primero, un noble marino leal siervo de la reina Isabel I de Inglaterra, al saber que lo comparaban con el tercero, un sanguinario delincuente del mar? Seguramente, no le hubiera gustado para nada. Esta equivocación tan común —incluso entre historiadores— proviene de la confusión de términos para designar actos delictivos en el mar, ya que, habitualmente, los términos pirata, corsario, bucanero y filibustero, se utilizan casi como sinónimos. Primero de todo, debemos tener en cuenta que estas cuatro palabras solo se pueden contextualizar a la vez en la historia marítima de América, sobre todo, del Caribe, ya que la piratería del Mediterráneo o del Mar de la China se regía por otros actores. Si bien existían piratas y corsarios, los bucaneros y los filibusteros eran exclusivos de la América Central. A pesar de que estos hombres y muchos de sus contemporáneos, así como los actos que cometieron, se agrupan bajo el gran paraguas que es el término piratería —por ser todos ellos actos de bandolerismo y pillaje a bordo de un navío—, existen diferencias suficientemente significativas entre ellos como para poder distinguirlos.
BUCANEROS
FILIBUSTEROS
Un error común que se acostumbra a cometer al hablar de la piratería de los siglos XVI, XVII y XVIII, es poner en el mismo saco a, por ejemplo, Sir Francis Drake, Henry Morgan y Edward TeachBarbanegra. ¿Qué hubiera pensado el primero, un noble marino leal siervo de la reina Isabel I de Inglaterra, al saber que lo comparaban con el tercero, un sanguinario delincuente del mar? Seguramente, no le hubiera gustado para nada. Esta equivocación tan común —incluso entre historiadores— proviene de la confusión de términos para designar actos delictivos en el mar, ya que, habitualmente, los términos pirata, corsario, bucanero y filibustero, se utilizan casi como sinónimos. Primero de todo, debemos tener en cuenta que estas cuatro palabras solo se pueden contextualizar a la vez en la historia marítima de América, sobre todo, del Caribe, ya que la piratería del Mediterráneo o del Mar de la China se regía por otros actores. Si bien existían piratas y corsarios, los bucaneros y los filibusteros eran exclusivos de la América Central. A pesar de que estos hombres y muchos de sus contemporáneos, así como los actos que cometieron, se agrupan bajo el gran paraguas que es el término piratería —por ser todos ellos actos de bandolerismo y pillaje a bordo de un navío—, existen diferencias suficientemente significativas entre ellos como para poder distinguirlos.
En primer lugar tenemos a los piratas —cuyo
vocablo procede la palabra griega peirates,
que no es otra cosa que un aventurero del mar—, cuya presencia en el mundo es
tan antigua como la navegación. Sin embargo, durante los siglos XVII y XVIII
vivieron su época dorada, atacando libremente navíos e instalaciones de las
coronas portuguesa y española. Estos ataques, a pesar de que se centraban en
las posesiones de estas dos potencias europeas, no tenían detrás un significado
nacional, ya que los piratas, procedieran de dónde procedieran, atacaban
indiferentemente a cualquier navío que les pudiera dar beneficios en forma de riquezas
de todo tipo. Los ejemplos más claros de piratas fueron Edward Teach Barbanegra, Calico Jack Rackhamy Bartholomew Roberts Black Bart.
Por otro lado, ya desde mucho antes de su aparición
en el caribe, existieron los corsarios,
cuyo grado de delincuencia fue y es motivo de controversia, ya que muchos los
consideraban delincuentes y otros héroes nacionales. Los hombres y navíos que
eran denominados corsarios, viajaban bajo la protección de una patente de corso —palabra
procedente del latín cursus,
carrera—, un documento en el que un rey les daba autorización a atacar barcos y
enclaves de las potencias enemigas. En este sentido, fue muy habitual, en una
América Colonial dominada por castellanos y portugueses, que las coronas de
Francia, Inglaterra y Holanda, incluso siendo aliadas de alguna de las
primeras, autorizasen a diversos barcos y capitanes atacar las posesiones de
las potencias peninsulares. Estos ataques, si bien en muchas ocasiones
reportaban beneficios económicos, su único objetivo no era robar, sino también
entorpecer las actividades comerciales que se realizaban en los territorios
enemigos; así como detener el transporte de riquezas hacia el Viejo Mundo y, de
este modo, complicar el mantenimiento de las guerras en Europa, por ejemplo.
Fueron corsarios hombres como Sir
Francis Drake, Walter Raleigh o Henry Morgan.
De entre los protagonistas exclusivos del Caribe,
unos fueron los filibusteros.
El origen de esta palabra es muy confusa, hay autores que defienden su origen
en la palabra holandesa vrij
buiter—el que captura el botín libremente—, traducida al
inglés como free
booter y al francés comoflibustier.
Para otros, en cambio, procede del vocablo holandés vrie boot,
que se traduce al inglés como fly
boat o embarcación ligera,
describiendo el tipo de naves utilizados para cometer sus ataques. Estos
hombres, que al principio actuaron por libre atacando naves pequeñas sin
alejarse demasiado de la costa, fueron los primeros en convertir la piratería
en algo más que un delito, llegando a crear una sociedad filibustera en las
costas de Santo Domingo y la Tortuga, llamada la Hermandad de la Costa.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los gobiernos europeos vieron una utilidad
en los filibusteros, y acogieron a muchos para que centrasen sus ataques sobre
los territorios enemigos de sus patrocinadores, convirtiéndose en un punto
medio entre el pirata y el corsario, pudiendo hablar de piratas domesticados.
Seguramente, uno de los filibusteros más conocidos fue Jean David Nau,
más conocido como François
l’Olonnais, que se convirtió en el
terror del Caribe durante casi veinte años.
Finalmente, pero no menos importante, vamos a ver
quiénes fueron los bucaneros. Estos hombres,
cuyo origen es exclusivamente caribeño, en un principio eran cazadores de reses
y cerdos salvajes de las islas. Su nombre procede del procedimiento, de origen
indígena, que utilizaban para asar y ahumar la carne, llamado boucan.
Esta carne era vendida en la costa a los navíos que ahí recalaban. Al ser
perseguidos por las autoridades coloniales en Santo Domingo, principal enclave
bucanero, muchos de ellos abandonaron su oficio para convertirse en piratas,
como dijo Gosse “de
matarifes de reses, se convirtieron en carniceros de hombres“.
Tanto por el tipo de ataques, cercanos a la costa, como por su proximidad
cronológica y geográfica, muchos bucaneros se fusionaron con los filibusteros,
formando las primeras tripulaciones cuyo único fin eran los actos de piratería,
llegando a formar parte, también de la Hermandad de la Costa.
Aún habiendo presentado a estos cuatro estilos de
piratería, nunca debemos olvidar que no eran compartimentos estancos, es decir,
lo más habitual era que los hombres que una vez fueron piratas, pasaran a ser
corsarios, o viceversa; del mismo modo que muchos bucaneros acabaron siendo
filibusteros, para después pasar a ser corsario. Por lo que podríamos afirmar
que había una alta tasa de permeabilidad entre los diferentes grupos de
bandoleros marinos. Como hemos visto, tanto corsarios, como filibusteros, como bucaneros
y piratas, tuvieron su momento de gloria, sin embargo, fueron los últimos los
que, con el tiempo, permanecieron en el imaginario popular. Estos personajes, a
pesar de ser delincuentes, rufianes y peligrosos, pasaron de ser diablos a
convertirse en héroes románticos, que si bien podían robar y matar, lo hacían
para defender su vida en libertad, lejos de los dominios de los grandes
monarcas europeos.
Colaboración de Francesc Marí Company
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